Resistir en colectivas y soberanas
La industrialización del proceso de producción no solo ha generado dinámicas de desigualdad y violencia, sino que dispersó un proceso que es fundamentalmente comunitario. La resistencia también está en la recuperación de la organización: Hay ocasiones en las que las mujeres y personas LGBTIQ+ se buscan para apoyarse y transmitir sus conocimientos. Una muestra de ello se ve en el grupo Colectiva Chamanas, una agrupación de mujeres lesbianas con presencia en varias comunidades de Chiapas, al sureste de México, que se reúnen para la preparación de la tierra, de la siembra, de la cosecha, a la producción de artesanías. También al aprendizaje en colectivo sobre varios temas, entre ellos el tratado de la tierra y los oficios del día a día.
Para las mujeres lesbianas de la Colectiva Chamanas compartir espacios con mujeres indígenas de Chiapas también les ha permitido aprender más sobre su propia alimentación, sobre todo porque es un espacio donde se sienten seguras, sin el estigma de que les rechacen por ser lesbianas.
A pesar de la adversidad, les productores insisten y resisten. Siguiendo con el caso de México, la comunidad Rarámuri de Mogótavo, en la Sierra Tarahumara, ha sido desplazada por el turismo y otros intereses comerciales y esto ha llevado la pérdida de sus tradiciones, entre ellas la alimentación tradicional, son las mujeres mayores las que más abogan por continuar con la siembra.
Perla Silvestre Lara, encargada de proyectos de la organización Awé Tibúame, asociación que trabaja con la comunidad de personas rarámuri de Mogótavo, un pequeño pueblo en el municipio de Urique, Chihuahua, cercano a la zona turística de Barrancas del Cobre, nos comenta su preocupación sobre lo que ocurre en esta zona:
—La región se caracteriza por ser rocosa, con suelos poco profundos, tienen mucha erosión por el viento y por el agua, entonces las superficies para la siembra son pequeñas y sin embargo la comunidad sigue haciendo sus esfuerzos para tener su siembra de maíz, frijol, calabaza, y en estas parcelas donde se hace el policultivo que son parte fundamental para la alimentación de la comunidad.
En cuanto a la ganancia monetaria que obtienen les productores, la mayoría de los países de la región no realizan una venta hacia terceros, utilizan técnicas de autoconsumo y trueques de productos entre los vecinos, otros donan los alimentos a comedores que han surgido para paliar la pobreza alimentaria.
En Argentina saben muy bien de esto. Carla Gandulfo, miembro fundadora de Unión Pequeños Productores Organizados Punta Indio, (UPPOPI) nos explica que les productores han formado una especie de club del trueque, en el que:
—Cada uno produce para uno, y para sus diferentes vecinos productores, inclusive. Entonces el que hace miel cambia con el que hace jabón, cambia con el que hace vino, y todos tenemos todo, sabiendo de dónde viene, quién lo hace, la historia de la familia, eso es mucho más enriquecedor que cualquier gran industria.
El Estudio de autopercepción de pequeños productores agrícolas. El caso de Huichapan Hidalgo, México, tiene como una de las reflexiones que el «trabajar el campo se trata de algo más que solo producir, para ellos se trata de conservar las tradiciones del campo a través de la práctica y la aplicación de los conocimientos adquiridos».
Como estos, hay más casos en la región que muestran la necesidad de que mujeres y comunidades de la diversidad sexual se empoderen en los diferentes espacios para seguir con una producción saludable y sostenible en el tiempo, lo que seguirá dando un aporte a la soberanía alimentaria.
Frente al poder de la agroindustria en la región y pese a las dificultades externas, desde el norte de México hasta la Argentina, existen comunidades en las que personas LGBTIQ+, mujeres y otros habitantes se unen para resistir (en grupos pequeños o grandes). Nos muestran que los paisajes, la producción y las condiciones de cultivo pueden ser distintos, pero el trabajo colectivo es una constante para lograr una alimentación saludable, con procesos ecológicos y con respeto a los conocimientos ancestrales. Saben que cada acción de resistencia está también dirigida a la subsistencia de elles, sus familias y sus comunidades.