Los rostros de la soberanía alimentaria

Fotoreportaje: Melanie Soca y Arturo Gutarra   •  Coordinación: Arantza García

En la comunidad de Pinao, en Tambillo, Perú, existe un aproximado de 350 familias que generan ingresos a través de la agricultura, su principal actividad económica. Entre sus cultivos se encuentran el maíz, la papa, el trigo, cebada y otros, que son llevados a ferias y mercados para ser vendidos e intercambiados, lo que se conoce como “trueque”. Para este fotoreportaje graficamos el caso de cuatro mujeres: Narciza Morote, Juana Gallo, Teresa Tineo y Sabina Paullo, rostros de la soberanía alimentaria.

Después de la cosecha de papas, mamá Narciza selecciona las papas medianas y grandes para venderlas en la feria que se realiza en los pueblos aledaños a la comunidad de Pinao, en Tambillo. 

Bajo el sol se tiende el maíz para que termine de secarse y pueda ser vendido como maíz para cancha serrana

Mamá Narciza acompañada de su nuera Sabina en su cocina, pelando las papas sancochadas para el almuerzo del día

En los hogares andinos las personas no dejan faltar la papa sancochada acompañada con queso, a ello le pueden agregar la mashua y el choclo.

La cosecha del maíz se realiza 170 días después de la siembra. Mamá Juana desde muy temprano cosecha el maíz con una hoz de herramienta para cortar las ramas y agilizar el trabajo.

Cada fin de semana las mamachas llevan sus cosechas a la feria y las ponen a la venta. Algunas veces realizan el intercambio de sus productos por otros, lo que se conoce como “trueque”.

El trabajo de la agricultura requiere de mucho esfuerzo y dedicación, las manos de Sabina Paullo, de 48 años, lo reflejan.

Luego de seis meses las papas ya están listas para ser cosechadas y distribuidas. Sabina traslada su cosecha a los mercados de la ciudad de Huamanga, a cuarenta minutos de Pinao.

Mamá Narciza despanca los choclos cuidadosamente para que sigan en proceso de secado y puedan ser vendidos como maíz.

En la huerta de mamá Teresa, su hijo Wilmer sembró semillas de fresa, que dieron frutos para ser consumidas por su familia y también comercializadas.

 Fresas como las cultivadas en la huerta de mamá Teresa son consumidas en jugos y postres como tartaletas y cheesecake.

Mamá Teresa recoge las fresas de su pequeño huerto.